El término dehesa proviene del latín “defesa” que significa defensa, y que hace referencia al terreno acotado al libre pastoreo de los ganados.

Así, a partir del concepto jurídico, nace un ecosistema creado de la mano del hombre y en el que la clave de su conservación es el perfecto equilibrio entre el cuidado del medio y el aprovechamiento agrícola (principalmente cereales, viña y olivar), ganadero y forestal.

Es en ese entorno, al abrigo de los Montes de Toledo y el Parque Natural de Los Cabañeros, en el que nuestros olivos, conviven en armonía con la crianza de ganado vacuno, ovino y caprino y con una amplia variedad de especies autóctonas como ciervos, gamos, corzos, buitres y águilas.

Además, tenemos el honor de que nuestra Dehesa haya sido declarada zona especial para la conservación del lince.

El clima continental, con veranos cálidos y otoños con lluvias, garantiza las condiciones óptimas para el cultivo de nuestros olivares.

Historia de nuestra Dehesa

Las referencias a nuestra Dehesa El Molinillo se remontan muy atrás en el tiempo.

Situada al sur de Toledo, en un paso fronterizo desde la conquista de Toledo en 1085, la Dehesa el Molinillo estaba dominada por el Castillo de El Milagro, uno de los enclaves más importantes que aseguraba el control de las rutas que unían Toledo con Córdoba.

El castillo, edificado en 1214 en los acantilados sobre el río Milagro, tuvo como objetivo defender la puebla del Milagro (municipio Retuerta de Bullaque)